domingo, 3 de abril de 2011

Eso que era tan lindo y olvidamos por ahí...


"Detesto el proceso de los discos
pero si alguien quisiese cantar
tendría k acercársele y darse más
hecho para andar entre la mezquindad..."


El proceso del disco (como material tangible = CD)  se está muriendo si es que no está muerto ya al igual que el rock. Al menos en el país así suele parecer, resucitando en escasos  intervalos de tiempo, dependiendo de los pocos artistas que llenan ese espacio.  Más allá de la situación actual de la que todo melómano peruano tiene conciencia, se trata de explicar  (aunque no se logre) de lo maravilloso que puede ser el crear un material nuevo. Sea el género que sea, cuando hay una pasión musical de por medio el hecho se da y lucha por existir, la magia se logra y se pueden sacar discos muy elaborados y precisos así como obras minimalistas que se sostienen en una mera voz y una guitarra con tres acordes. Lo indescriptible de las fusiones puede motivar sensaciones únicas, mezclar y mezclar, sentir que estás haciendo rock pero que lo estás tocando como huayno, lograr un balance perfecto mezclando escalas de música andina con distorsiones y delay´s. La magia se produce y hay tipos haciendo esto todos los días, logrando plasmar emociones tremendas , desbalanceadas talvez o que no son congruentes con su letra o simplemente que carecen de ella, independientes unen y logran sin tener receta. 



Poder encontrar álbumes grandiosos dentro del circuito peruano es reconfortante para todo músico u oyente, esas obras hechas por locos que rompen los moldes y arriesgan, que no reciben ganancia alguna porque quieren a la pirateria por ser el factor que los difundirá no de manera suficiente como para hacerlos estrellas ( que es lo que la mayoría no quiere) si no para contactar a más tipos que piensen como ellos. Existen bandas y bandas, existen albumes y albumes, talvez hoy es la época donde vemos mucha más cantidad de discos descargables en la red sin embargo ni la décima parte tiene la calidad y entrega que se busca en una producción, ahora todo ya tiene su manera y casi nadie busca romper el eslabón y liberarse de la cadena.

Sin ir más lejos, al menos yo vivo (porque sin ellos no podría siquiera respirar dos días seguidos) de varios discos peruanos hechos en su mayoría en los noventas. Uno se deleita con "El loco y la sucia" de Rafo Raez encontrando ahí desde propuestas reggae hardcore como "Ella no tiene un proyecto" hasta un hermoso huayno como: "Campo minado de corazones" y claro que hay muchos más. Desde el oscuro y nuevo "Cero" de Dolores Delirio que  estremece con bajos muy marcados, gritos que mandan a la mierda la técnica vocal y una guitarra con delay´s y marcados flangers que terminan por transportar lo poco que queda de ti después de asimilar las letras. Existe también toda esa onda "Leusemica" que impacto con su "A la mierda lo demás" como icono subte en el 95 y desahuevando dos años después con el progresivo y nada complaciente "Moxon", de la mano del F salieron obras inmortales que ayudaron  a creer en leyendas tangibles y caminantes. Muy cerca en raíces pero en diferentes evoluciones se encuentra Mar de Copas que sorprende por su sobriedad y letras singulares, la idea madura de un "Narcosis" que también marcó años antes, creando una fanaticada actual y estable de la que pocos grupos gozan.  "La liga del Sueño" también aparece con su aplastante nuevo sonido, una honda tan vigente hasta hoy pero que ya no cuenta con el grupo formado. Bandas como la mítica "El Aire", el buen funk de los  efímeros "Los perros", "Red Zafiro" y  los dos excelentes primero discos de "Libido" que explotaban el poder que la banda ya perdió. "Libido" y "Hembra" quedaran grabadas en plenitud sobre las nuevas propuestas que se hicieron con ambición. Y así ver marcados  momentos en que el rock tuvo una vida y presencia dentro de un circuito manejado por jóvenes llenos de innovación donde incluso el rock pop  se manejaba con el cuidado de no volverse plástico y maleable a los gustos masivos.

Parece ya que el placer de hacer discos con una motivación basada en el disfrute pleno de la música  se está borrando, las propuestas cada vez son mas escazas y sus respectiva "movida" se hace inexistente, el placer de sentarte y formar una obra que satisfaga a tus instintos primarios internos, ese placer de pararte y tocar lo que creaste sin querer complacer a nadie más que a ti se esta yendo junto con los años y todo lo que alguna vez fue bueno. Solo queda recordar que alguna vez vimos magia y que ahora la olvidamos en el cajón junto a los cassetes y sus caras A y B.

Continuará..

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