sábado, 17 de septiembre de 2011

10 pautas para honrar a tus muertos como realmente se deben. (Reflexión antiflorera)

Más efectivo que visitar el nicho y comprar las magnolias con “lluvia” para luego llamar al de la escalera, aquí diez ideas (que sonarán pretexto) para honrar a los que se nos fueron, familiares en muchos casos. ¿Porqué diez? Porque la costumbre reza: “Tu bloguero que os dignáis a hacer un post con recomendaciones, aplica la regla de oro, resume tus hueveos a diez premisas porque así se han hecho los rankings  desde Moisés  (con sus top ten de  mandamientos) y así le darán más clicks al “me gusta”.


 1.-Nunca te portes igual que el occiso, aún si lo admiraras en vida, no trates de seguir su sendero, no copies todos sus ideales y no recurras a la frase “que hubiese hecho el (ella) si estuviera en mi lugar”, su vida ya se vivió. ¿Para que imitar sus costumbres, sus decisiones, para qué querer ser su “copia de seguridad” que aun está en la tierra? Además ¿estar muerto hace incuestionable a uno? Hónralo dejando su vida como suya y viviendo sin pretender ser así.

 2.-Ignora la última voluntad que te dejaron si es que esta afecta a tu forma de pensar o coacciona tu forma de vida, aun siendo alcohólico, drogadicto o del APRA. La clásica escena que empieza con un llamado hacia la habitación del agonizante termina en: “hazlo por mi”, más allá de ser emotiva simplemente es un intento desesperado por hacer de su muerte algo trascendente como motivo de cambio, encausando antes de irse, mal el muertito que quiere redimirse con el último suspiro y peor aquel que cambia por una muerte porque demuestra que alguien debe coaccionar sus actos si desea una muestra de cambio, a ese tipo todas las muertes le indicarán que algo hace mal, ese tipo sigue viviendo solo por el hecho que alguien cercano muere. El muerto debería ser él.

 3.-Si la muerte llega por larga enfermedad no recuerdes solo los momentos buenos del fallecido, se algo fuerte y recuerda la convalecencia, las peripecias, la evolución que hizo que esa persona llegue a cama y muera tal vez de manera muy triste, copia eso en tu mente y ten algo miedo por el dolor, ahora evita las cosas que llevaron a ese descenso doloroso, es buena hora para prevenir, estar alerta de lo posible que te pueda pasar, de cambiar algunos hábitos y tener una muerte diferente, si el fallecido vería que mueres de las mismas causas sentiría que tuvo a su lado un imbécil que no supo aprender de lo que veía. Demuestra que su muerte sirvió para preservar tu vida, muere de manera original.

4.-No te deshagas de todo lo que era de él (ella), no mantengas su habitación exactamente igual como la dejó o su contrario de vender o regalar absolutamente todo lo que le perteneció, tampoco seas tan basura de quedarte solo con las joyas o las cosas de valor y encierres en un armario o regales todo lo que te hace recordarlo. Al contrario, utiliza sus espacios, convive con su memoria, en lo posible utiliza sus cosas en la medida que sirvan, si te sientes bien usando un collar o un reloj que le pertenecía entonces tienes los escrúpulos de usar su ropa o utilizar su armario y mezclar ciertas pertenencias. Así no tienes que recordarlo simplemente sigue estando mezclado entre todo.

5.- Rehaz no borres. Cuando alguien fallece lo común cambiar la disposición de las cosas de inmediato, despejar la habitación o dejarla con un candado eterno que se abre solo para hacer dormir a la suegra siempre advirtiendo que el difuntito “dormía ahí” para que se largue del miedo. O en defecto cambiarse de casa después del entierro. Una cosa es remodelar y otra borrar toda huella de su vida en esa casa.

6.-Muchas veces el exánime suele regalar objetos de gran aprecio personal, desde cajas de colores antiguos a medio gastar (mi caso) hasta joyas y objetos de gran valor, no como herencia si no como cosas de gran carga emotiva y recuerdo que por el hecho de que eran importantes para ellos se vuelven automáticamente importantes para nosotros, pero no puede justificarse como algo lógico el no querer  desprenderse de esos objetos si está en riesgo algo más importante, gente que recién en el estado paupérrimo decide vender “el camafeo de perla de la abuela” para comer unas semanas o para pagar una operación que pudo prevenirse con el chequeo que podía pagar el mismo y preciado “camafeo”. Además se  ignora que  las cosas pierden mucho valor cuando su portador también  ha perdido su costo de vida. Si la abuela estaría viva le daría una patada en los bajos al tipo que esperó el caso extremo para desprenderse de un objeto que no puede contener el recuerdo único.


  7.-  Cuando hay una gran amistad más que un gran amor familiar no olvides deudas del que ya no está, recuerda las deudas contigo, las cosas que no  cumplió, lo prestado que no te devolvió, no para recuperar de los familiares sino porque el recordar a alguien no solo por lo bueno humaniza más el recuerdo, lo hace más digerible, lo plantea como una promesa, hace que la persona fallecida se aproxime a tu mente con más familiaridad y con la conchudez que los amigos aguantan siempre.


8.-  No olvides las cosas que detestabas de esa persona y que ahora que ya no está ignoras: Su impuntualidad, su ineficiencia, su conducta, sus costumbres o tics. El recordar a alguien tal como es  le otorga su plenitud cuando se le evoca, esto mezclado a las buenas actitudes ayuda a describir a alguien de una manera fiel, ayuda a preservar su carácter y su forma de observar el mundo. Decir solo que era muy  bueno, noble y alegre con todos sería mentir, daría la imagen de alguien incompleto, al parecer todos recuerdan solo lo bueno de los que ya no están, al parecer nadie entierra a seres humanos. Otórgale su legado recordando su vida íntegra

9.- Las personas que matan personas son víctimas de deseos de muerte de los próximos a los fallecidos, los asesinos son malditos por los que sufren. Así deseamos la muerte como venganza y si pasara: no es malo alegrarse con la muerte de seres que creemos que lo merecen y muchas veces uno no llega a matar  por las consecuencias de la justicia, una vida truncada merece todo el sentimiento de venganza que pueda haber, no hay venganza más justificada que la de hacer hasta lo último para que el privador de la vida pague con lo que establece las reglas sociales, eso de que “dios se encargará” son mamadas cobardes de quienes prefieren evitarse el fastidio  de hacer que se pague la vida y prefieren echarse al ataúd a seguir llorando. Lágrimas justicieras bah.

10.-  El que sufre con la muerte de alguien es el que se queda, es la primera base de autocompasión porque el que se fue nos hará falta. De inmediato asumimos que ya está en un “mejor lugar”  y que los que nos quedamos llorando tristes  somos nosotros. La muerte es un camino de zozobra para el que la cruza, con conciencia o no, es algo nuevo, la muerte es la privación de vida, es un instante no un estado. Para el que la experimenta, sea lo que fuere después (aun la nada existencial), es la etapa definitiva,  la que nos mostrará una verdad que buscamos, algo que se desea saber con vida, no se compadezca del occiso, entiéndasele como un ser que observa y “vive” la  única verdad  dela que todos especulamos.


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