lunes, 5 de septiembre de 2011

Sobre lo que se oye los sábados (Diatriba vecinal).

Sin ir más lejos y conceptuando el título se procede a una reseña muy alpinchista de lo que suena en las casas que se alzaron al costado de mi inquieta vida musical y que me rodean con matices y mezclas que van más allá de la fusión más abultada.
Sábado

Amanecer, al lado derecho de casa: el papá ochentas, rockero de sábado por la mañana, que no tiene los discos de las bandas sino el clásico mp3 que los hizo encontrase a todos en un Princo de 700. Alza el volumen y empieza la función, ahí tocan los Glam y el rock and roll que se salvó de los devoradores 70s en una mezcla random que a veces hace las delicias para un amanecer ideal. Abrir los ojos y escuchar el solo del Don`t Cry, luego sentirte el bebé del video clip para luego ponerte triste porque Axel perdió a su chica (otra vez) pero alegrarte porque Slash prefiere a su Gibson que a una gringa histérica, pero las buenas canciones del inicio van mutando hasta perder forma, cuando ya uno está corriendo en calzoncillos y gritando “¡¡¡Back in Black!!” por el perímetro del cuarto entonces la tonada empieza, jocosa, con ritmo y la marcación tan honda de la tarola ochentera…  Madonna asalta la mañana y “La Isla bonita, la Isla bonita” se impone en el ambiente , “que carajo…” mientras me pongo el pantalón maldigo a la tipa y su canción para cerrar discotecas, el bajón es poderoso, quién pudo hacer una compilación tan mala, el tío ochentas sigue no la detiene hasta que por fin se corta, una alegría está en la base de mi pecho, es esperanza, tal vez ponga otro track, pero no, se pone peor, la hija ha despertado y a continuación el rock embanderado se eleva, Miley o su alterego maligno: Hanna (habría que ver cual es peor, ah xu son la misma) se hace sentir en el sábado que se ha vuelto tétrico, su voz me hiela, siento que alguien en algún lugar de la casa del lado derecho está bailando en pijama y me da miedo, cojo la almohada, paso dos: posición fetal y ahora entiendo mejor a Axel.

Cuando ya se ha despejado el ambiente trato de alejarme sin despertar a más música, llego al patio y la tonada de la casa, a espaldas de la mía, ya empezó. Son jóvenes, eso creo, nunca los he visto en mi vida, sólo por la música que escuchan sé que son dos varones de veinte y diecisiete, yo y mi gran oído,  son buenos chicos que no quieren hacer daño a nadie pero a veces lo hacen.  Mientras las quintas del neo neo punk (si dos veces) se alzan detrás de una voz gallera diciendo: “¡disfraz, disfraz!” entiendo porque hay más grupos que apoyan a los toros y no tantos para salvar a los pandas. El de diecisiete está en su gloria pero no tarda en llegar el hermano mayor, por fin despierta, es  el peruanísimo rocker universitario, se hoye un golpe seco dentro de la casa y la música se detiene, silencio breve antes de un: “hoy hay entre los dos, el pasar de una vida…” una colección melancólica de rock peruano que salta al “tanto, tanto, tanto, tiempo al tiempo..” y termina con “un lapiceeeeeeeeero de cuero…” los volúmenes al tope y ya uno se pone a meditar hasta que otra vez una irrupción en el equipo de sonido, ha  llegado el papá microempresario que ha convertido el patio de su casa en un  recreo urbano-campestre, otros dos golpes secos con residuos de sartén, y ahora sale la cumbia peruana, ¿la costeña o la selvática?,  las dos porque después de “un motor y motivo” “se ha muerto el abuelo”, no se puede así, retrocedo a la base y  llego al refugio de la cocina donde “esta tarde vi llover vi gente correr…”, la radio felicidad a volumen 14, es mamá,  luego luego entra Leo Dan y “esa pared…” que no le deja verla y Joséque dice que fue “triste el decirnos adiós” justo cuando se amaban más y yo tampoco puedo más,  el pan se resbala de mis manos y el cuchillo aun con Sello de Oro me tienta la muñeca, salgo apresurado para escapar del vaho lacrimoso y abrir la puerta para ver la cara del evangélico del frente que no escucha ni mierda pero por el momento porque a las 12 en la esquina,  a la vuelta, se reúnen con todas sus huestes y así nos jodimos porque más de 300 alaban a ritmo de tamborcito de piel de burrito, y  “señor, señor ten piedad de nosotros, de nosotros ten piedad”, mejor adentro que afuera, me alegro que en el lado izquierdo de casa  esté una cochera donde solo se oyen grillos meditando. Regreso a los cuarteles y por fin  en el cuarto engullo como loco los discos Chilipepperos y un random de Aerosmith, pasan las horas y todo bien pero no dura mucho, a eso de las dos, nuevamente el tío del costado: “don´t cry isla bonita”, se ha transformado. En ese instante ha abierto unas chelas y ahora es Thony Pink y MariSun que invaden por la derecha, fortísimos, ruido de chelas con trompetas elevadas y un tecladido programado en flautín de la selva le da toques a su chupeta. Solo queda hacer la competencia pero antes de subirle a todo volumen el “Viejos de Mierda” del loco Raez, se filtra otro, es la parte de
atrás, el papá microempresario tiene por fin clientes y le da con todo a los Bareto que negocian: “tu me enseñas a hacer hilo y yo te enseño a enamorar…” ya no da más el audio, elevo y le doy a los ACDC, puede que  todo reviente, es arriesgado, luego suelto el Sweet Child con toda potencia y por el otro flanco “si yo tuviera fe como un granito de mostaza…”, palmas y más palmas, me siento atacado por todos los flancos que (se) dan con todo, intento sobrevivir mientras mis parlantes empiezan a zumbar al borde del colapso. Aqui no hay tregua nunca nadie toca la puerta del vecino, porque decirle: “un favor bájale a tu cumbia” no es de hombres, las batallas son decibélicas y ahora voy perdiendo y tengo que bajarle, tal vez hoy pierda pero…, cuando estoy a punto de rendirme escuchó un pequeño tamborileo, pasos, más tamborileo, los demás también se percatan de eso estoy seguro, un vientecillo sopla, luego más fuerte, ahora lo reconozco, una tinya, un trombón,  ¡nos jodimos carajo!, al unísono nos tiramos al suelo en nuestras respectivas viviendas, ¡¡¡¡¡SANTIAAAGOOOOO!!!!!!!, el pendejazo de la cochera de lado izquierdo armó su Santiago y se viene con todo, trompetas rompe tímpano y los guapeos enormes hacen callar a Steven Tyler y su Pink, y Anthony Pink y demás cumbieros regresan a sus casas multicolores y los evangélicos están rayados porque les cortaron el viaje a la mitad, en plena colvulsión han sido interrumpidos, pero las tinyas y el bombo con parche Lazer tienen hasta mañana,  hemos perdido la batalla, siempre quedan los audífonos pero no es lo mismo. Ha llegado la noche y todos tristes, vecinos alcanzados y derrotados por el dardo mortal de las ondas de nuestra propia tierra.

Domingo
Amanecer, November Rain empieza, sueño con una novia que muere, luego se corta a la mitad, es reemplazado por un “ohohohoh…” y un Tarzán Boy del Princo de  700 indica que hoy también habrá pelea.

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