martes, 17 de marzo de 2015

Seguir y/o morir en el intento (Reflexión de vereda sobre los héroes del camino)

Estamos llenos de tiempo. No solo lo consumimos si no que lo asimilamos como veneno que desgasta la sangre e irrita los huesos. Cargamos una valija que con el tiempo se vuelve baúl y pierde las ruedas, nos pesa entonces seguir, nos deja en medio del camino, nos obliga a establecernos. Claro que siempre hay otros inmunes, más allá del tráfico de equipaje están los que siguen el rumbo con o sin peso. Los ligeros de pies y de boca. Soñadores extremos que de uno u otro lado siguen con su vida y cargan a otros mientras sus piernas no tan grandes parecen que nunca se van a detener.

Líderes les dicen, otros prefieren llamarlos motivadores, ejemplos, paradigmas o hacedores del cambio. Da igual ya que aun con grandes nombres siguen siendo pocos pero aún están en todos lados. Pueden conmover con su realidad a cuestas, con sus respuestas atrayentes o sus ejemplos demoledores. Productos de la libertad sin compromiso, generadores de ideas propias que contagian y fortalecen y a su vez recolectores de enemigos de diversas procedencias.

Lejos  de las alabanzas y nombres que se tejen, entiendo que los ejemplos de unos son los villanos de otros, es por eso que dejamos los nombres de lado. Lejos también de rendir una postura se tiene que entender que una vida, en muchos casos, motiva a otra de diversas maneras posibles, llegando incluso a que los ideales de alguno terminan siendo guías para enfrentar directamente a otro grupo de humanos con héroes antagónicos. Lo hermoso de creer en alguien está siempre atado a nuestra verdadera postura, a nuestros ideales primarios, de moral y concepción de las cosas.

Defenderemos siempre lo que creemos correcto, defender implica dar razones lógicas por las cuales exaltamos nuestra postura y es aquí exactamente donde las cosas se bifurcan. Dicotomía le dicen. El camino que separa la defensa de un ideal lógico y sustentable se aleja de forma inminente del fanatismo pasado o moderno. Creer en alguien sin jamás haberlo rebatido, sin haberle cuestionado nuestras dudas ni logrado sacarle las respuestas que necesitábamos, es puro afán obstinado y confundido, es ceguera y obstinación.  Muchas de las cosas a las que hoy rendimos tributo son producto de la duda y la confrontación de ideas. Formas irreconciliables tienen creyentes de todas partes sin que estos jamás se hayan atrevido siquiera a preguntar porque están en el bando donde se encuentran.

Dudar y preguntar. Cuestionar todo, absolutamente todo, es la forma, tal vez, más sincera de aprender, de crecer y generar ideales propios, lógicos y tal vez dignos de repetir. Hábitos como la lectura, la práctica de valores y la curiosidad muestran al final del túnel a ciertas personas a las que podemos tenerles respeto y admiración pero no por ello serán pilotos de nuestra vida ni guías espirituales. Son estos tal vez los ejemplos que necesitamos cuando tengamos dudas en el siguiente paso de nuestro propio andar, amigos no conocidos de los cuales podamos sacar provecho viendo sus lecciones pasadas y entendiendo su moraleja del camino recorrido. No se trata de seguir ciegamente a alguien que ve mejor que nosotros. Acaso andar es mirar a los diversos caminos y darnos cuenta que las piedras están en todos lados. Así saber que el descanso, la continuidad y la dedicación son ejemplos aplicables en todas las vidas y que los senderos son los que forjan a los héroes que siguen avanzando mostrando que todos, en los diferentes lugares, pueden lograr lo mismo a su manera.



Optimista y sincero el post de hoy. Caminante no hay camino se ha dicho alguna vez. Los “Hermanos Brothers” lo volvieron rock y me dio que pensar mientras caminaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario