miércoles, 1 de agosto de 2012

De gracia, de risa y demás (Insípido comentario sobre la risa)


Una buena risa es proporcional a la calidad de la broma, al estilo con que se cuentan los detalles exactos de una relación siempre ligada a un doble sentido poco perceptible. Luego siempre te ríes. 

Un golpe es gracioso de acuerdo a la zona de impacto. Si el golpe es real causa gran asombro antes que risa, si el golpe es fingido causa una gracia discreta en relación al que ha creído que es verdad. Un golpe es devastadoramente gracioso en proporción a su espontaneidad y al lugar golpeado aunque suele variar de acuerdo al sadismo y la amistad que se tenga con el herido. Un resbalón entre amigos es distinto que caer en plena plaza. La vergüenza ajena es graciosa para ciertos y muy graciosa para los demás. Un resbalón bochornoso de mujer es más risible para las mujeres mientras que uno de hombre es gracioso para todos.

Las risas recurrentes son indicadores de haber encontrado nuestro entorno ideal. La alegría de una broma está ligada al entendimiento de un lenguaje peculiar, a las claves sonoras que siempre están en extremos muy inteligentes o muy estúpidos. Ahora,las bromas intermedias deben de generar sonrisas y no risas intermedias porque nada llega más al huevo que se rían de tus cosas por compromiso. Una broma no siempre debe apelar a la carcajada, a veces se apunta al sarcasmo solapado, a la ofensa de otro nivel. En este punto se alaba el ingenio usado y no la risa socarrona.

La broma abierta nunca dejará satisfechos a todos mientras que el doble sentido encaletado tiene que satisfacer completamente a los entendidos. Toda confusión de lo gracioso es percibido como de mal gusto aunque las llamadas bromas de mal gusto son solamente bromas soltadas en un mal lugar. De ahí que la risa se divida por estratos sociales, políticos, religiosos y sean de los placeres que más prejuicios tienen en general.

Los imbéciles que convierten un chiste en una anécdota jamás se compararán a los iluminados que convierte irremediablemente toda anécdota en un gran chiste. Pero no todo lo que cause gracia tiene que contarse como historia, incluso las carcajadas salen de simples acotaciones en mitad de una conversación o nacen de una suposición o símil, a veces se crean de comparaciones inteligentes o demasiado tontas y  vagan por años incluso como simples juegos de palabras que terminan en boca de los niños que suelen reírse de todo.

La gracia es un instante, pasa una vez y su repetición solo es su desgaste. La risa está condenada  a ser nueva eternamente pero tiene la suerte de ser omnipresente, de gozar de eternidad, de ser tan infinita como el tiempo mismo.

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