lunes, 27 de agosto de 2012

Reservaciones (Anuncio voluntario)


Hay una reserva, una simple parte reservada, donde se puede ser todo en conjunto, donde todo ocurre de distinta manera, con distintos resultados  y diferentes modos de tiempo. En ese lugar, se dibujan los sueños y se come el amor, se disfruta en su parte blanda y se permanece de pie mientras se termina. La visita no es muy cara pero a la vez nunca es eterna, los periodos de estancia varían de acuerdo al precio pagado, las ventajas y las comodidades nacen de la intención misma, de la locura y la inteligencia poco común, no basta con ser un loco desenfrenado, se requiere de aptitud para conservarse, para no dejarse envolver por el paraíso, para bajar de vez en vez, para respirar lo que todos respiran y  experimentar algo de dolor en los barrios bajos del común de la gente. Tal vez ese sea el verdadero precio. Una vez experimentado, adolorido y desesperado uno tiene derecho a volver  y disfruta de ese pedazo extraterrenal, lo absorbe, lo direcciona, lo comparte como las fotos o los cuentos. Vive y baja, sube y vuelve a retroceder, las habitaciones nunca se agotan, te esperan con tus cosas en la puerta y crecen por última vez contigo antes de la muerte. Esto no es el cielo, no, esto es muy humano, especial, esto vive dentro de los pocos y somos escasos los que logramos abrir las puertas de escape y regreso. 

Yo puedo hacer que vayas, no como una promesa de amor y eternidad, no, yo puedo hacer que conozcas la felicidad pero a la vez seré el mismo que te baje de ella cuando no decidas regresar por tu cuenta. Seré feliz la primera vez que atravieses gracias a mí y te regalaré una promesa de retorno cuando nos despidamos. Hasta entonces, la magia como ente tangible  estará dentro y ahí se quedará, eso es definitivo.

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